En 2020, producto de la pandemia, el Centro de Estudios MINEDUC (CEM) publicó el documento de trabajo «Deserción escolar: diagnóstico y proyección en tiempos de pandemia» el cual  hablaba sobre la crisis económica que deja a la familias en situaciones precarias que aumentan la vulnerabilidad de los estudiantes y ejerce presiones para una salida eventual al mercado laboral informal debido a la pérdida de tiempo y energía dedicados a la educación.

Las estimaciones realizadas por este documento en 2020 mostraban una relación directa entre asistencia y el posible aumento de la deserción escolar, dando que el peor escenario podría haber llegado a 81.099 estudiantes. Una cifra no tan alejada de la realidad actual.

Cabe recordar que el pasado 9 de noviembre, el Ministerio de Educación dio a conocer una preocupante cifra respecto a la deserción escolar que afecta al país después de haber estado dos años encerrados producto de la pandemia. En efecto, son 50.529 los estudiantes que estaban matriculados en 2021 y que para este 2022 aparecen desvinculados del sistema educativo. Un 24% mayor respecto de 2019.

Sobre el tema, el Ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, se refirió la mañana del domingo 20 de noviembre a algunos de los motivos que llevarían al estudiantado a dejar la educación en los colegios. Migración, exámenes libres, oferta educativa y necesidad de trabajar o cuidar aparecen, para la autoridad, dentro de los principales factores. Continuando con las cifras, se deja ver que la mayoría de los estudiantes desescolarizados está centrada en la educación técnico-profesional. Una que está relacionada en su mayoría con adolescentes de un entorno más vulnerable que se han visto en la necesidad de tener que priorizar el trabajo antes que los estudios.

Continuando con el documento elaborado por CEM, incluso con la vuelta a clases presenciales, parte de este alejamiento podría haberse efectuado porque algunos hogares decidan no enviar a sus hijos a la escuela  por temor al contagio o por precariedad económica en el hogar. Eso afectaría de mayor manera a alumnos vulnerables que se relacionaba con la falta de recursos en esos hogares (dispositivos digitales, conectividad, escolaridad de los padres, etc.) para dar continuidad a los estudios y con la incidencia especialmente fuerte que tiene la crisis económica para esas familias.

Además, un factor fuertemente asociado a la exclusión escolar es la asistencia, dando por resultado un ausentismo crónico que deriva en un peor desempeño académico e incrementa el riesgo de abuso de sustancias ilícitas y deserción del sistema.

Una ejemplificación de este hecho aparece en la entrevista que hizo La Tercera a Daniel Echeverría, persona de 25 años que dejó sus estudios en octavo básico. «Los medios no dieron para más, tenía que trabajar, me gustó la plata y ser comerciante genera lucas. No me gustaba el colegio, siempre me gustó el comercio: comprar, vender, negociar, manejar mi camión. El colegio nunca fue una motivación. Me echaron por conducta; me echaron por notas. Para mí era agobiante escuchar a los profesores, escuchar a mis compañeros, sentía que no era mi mundo y me excluía solo» explica Daniel sobre sus motivaciones para dejar estudios por trabajo.

Eso va de la mano con el poco interés que está generando el asistir a los establecimientos educacionales, donde muchas veces se prefiere estar generando dinero antes que seguir en un sistema que no cumple en motivar al estudiantado a asistir a las aulas.

La cercanía en cuanto a las cifras entregada por CEM en 2020 y los actuales resultados entregados este año en cuanto a deserción escolar resultan alarmantes. Una crisis en la educación que ya venía con alerta, pero que poco y nada se hizo para evitarla.

 

Puedes descargar el documento elaborado por el Centro de Estudios MINEDUC AQUÍ 

Adjuntamos el video del Presidente del Colegio de Profesoras y Profesores de Chile, Carlos Díaz Marchant, refiriéndose a las cifras de deserción de estudiantes del sistema escolar entregadas por el Ministerio de Educación: