El reciente 10 de diciembre en todo el mundo se celebró el día de los Derechos Humanos (DDHH), conmemorando los 75 años transcurridos desde 1948, en dicho día se produjo la firma en París de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Esta declaración fue un hito histórico muy importante como civilización humana, en su articulado consagra los derechos inalienables que toda persona tiene como ser humano, sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, posición política, status socio económico, nacionalidad o cualquier otra condición. Son derechos que deben ser promovidos y protegidos en todo el planeta.
Ya son 75 años y vale preguntarse qué ha pasado con esos compromisos que hablan de garantizar dignidad, igualdad, justicia y libertad para todas las personas. Más allá de reconocerlos, si tales compromisos se han cumplido en nuestros países, si han sido suficientemente garantizados en sectores con mayor vulnerabilidad, por ejemplo en personas de pueblos originarios, con discapacidad y migrantes, etc.. En siete décadas, suman y siguen los conflictos armados, las crisis políticas y económicas, los desastres producto del cambio climático y otras situaciones que aumentan la pobreza, la desigualdad y el sufrimiento de millones de seres humanos. En todo este panorama, la declaración de derechos consagrados … ¿Ha guiado la toma de decisiones en la esfera internacional, nacional y local?, dejo abierta la pregunta.
Hablar de DDHH es plantearse interrogantes cercanas a nuestra vida cotidiana: qué tan profunda es la democracia que nos rodea, qué tan garante de derechos es el Estado y sus instituciones, qué tan limpio y transparente es el sistema político, cuánta libertad y pluralidad vemos en los medios masivos de comunicación, cuánta soberanía tenemos las y los ciudadanos sobre nuestros recursos naturales, cómo estamos en cobertura y acceso con sentido de igualdad en materia de educación y salud de buen nivel para todos y en otros ámbitos de nuestras vidas. Si de verdad buscamos solución a los conflictos que hoy nos afectan y nos violentan, pongamos como referencia el respeto a los derechos humanos, a nivel individual y colectivo. En este desafío, todos tenemos una responsabilidad y un rol que cumplir. Los grupos económicos deben destinar el gran capital no a la especulación financiera, sino a la ampliación de la actividad productiva, avanzar hacia un cambio en la matriz productiva, menos extractivismo y más industria de productos elaborados, más inversión en procesos productivos alineados con un proyecto de desarrollo país justo, sustentable y respetuoso del medio ambiente.
DDHH Y EDUCACIÓN
En materia de educación, el ejercicio de los DDHH está estrechamente ligado a educar en valores y ello implica superar la cultura escolar jerárquica, competitiva e individualista, superar el currículum hegemónico, sesgado y estandarizado. Por otro lado, implica mayor autonomía profesional para las/los docentes y mejores condiciones en el desempeño de la docencia, menos verticalismo y más democratización en la gestión de la escuela. En definitiva, si queremos una educación favorecedora de una cultura de respeto a los DDHH, cambiemos el paradigma educativo heredado de la dictadura, no a la educación de mercado, sí a la educación que pone en el centro al ser humano, más concretamente, cambio al sistema de financiamiento, que el área de Convivencia Escolar tenga mucho más apoyo y que en el espacio aula se multipliquen los espacios de desarrollo del pensamiento crítico-reflexivo, en el marco de una pedagogía liberadora y transformadora.
Educación en DDHH no puede ser sólo discurso, es necesario resignificar el verbo educar, los conceptos de enseñar y aprender, desde una perspectiva integral … otros serán los fines que buscaremos en nuestras/os estudiantes y también en nosotros mismos como docentes. Finalmente decir que: si aspiramos a vivir en una realidad iluminada por los derechos humanos, es imprescindible humanizar la educación, liberarla del antihumanismo que flota en los espacios escolares y más allá de sus paredes.
Preparado por:
Profesor Marcelo Castillo Duvauchelle
Departamento de Educación y Perfeccionamiento
Colegio de Profesoras y Profesores de Chile
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