Como es sabido, el magisterio nacional no estuvo de acuerdo con la concepción de docente que se articula en esta ley. A nuestro entender es un sistema que promueve el comportamiento individualista y no una actitud colaborativa, en circunstancias que esto es indispensable en un buen trabajo educativo como comunidades docentes. Por otra parte, hemos cuestionado que el sistema implementado niega el reconocimiento al perfeccionamiento lo que resulta en una aberración ya que este es uno de los aspectos indispensables para un buen desarrollo profesional. Otro aspecto que cuestionamos es una suerte de “totalitarismo pedagógico”, al imponer una sola concepción del trabajo pedagógico como el adecuado en circunstancias que como en todo campo disciplinar existen diferentes corrientes y escuelas válidas y aceptadas. En este sentido, demandamos:

a. Incorporar el reconocimiento del perfeccionamiento para el desarrollo profesional del magisterio.

b. Revisar las concepciones unilaterales que se utilizan como criterios para las rúbricas evaluativas en los instrumentos de la carrera docente.

c. Transparentar los procedimientos de corrección y establecer sistemas confiables y que permitan al docente revisar las correcciones de sus pruebas y contar con procedimientos de apelación reales y no meras formalidades.
Así mismo, se debe corregir en breve plazo los severos problemas pendientes como: malos encasillamientos, incorrecta ponderación de los años de servicio, apelaciones sin respuesta, entre otros asuntos que mantienen un daño salarial y laboral significativo en miles de docentes.